Fuente: El Pais
Se desconocen las causas de los disparos, que han tenido lugar en una finca de Torreón, Coahuila
PABLO ORDAZ - México - 18/07/2010
Una fiesta de cumpleaños en la ciudad norteña de Torreón, estado de Coahuila. La una y media de la madrugada del domingo (7.30 de la mañana, hora española). Muchachos y muchachas que bailan en una quinta llamada Italia Inn. Ocho camionetas que se acercan. De ellas bajan hombres con rifles de alto poder. Disparan "contra todo lo que se mueve", según un testigo. 17 muertos. De entre 20 y 38 años. Los sicarios se vuelven a montar en los vehículos y se van.
¿Quiénes eran los atacantes? ¿Quiénes las víctimas? Nada se sabe. Y tal vez nunca se sepa. Porque, según la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), el 99% de los delitos que se cometen en México queda impune. De cada 100 averiguaciones previas, sólo son detenidas 6 personas. Y la Justicia tiene pendientes más de 400.000 órdenes de arresto. Si a estos datos se le añade el miedo a denunciar por temor a las represalias de los sicarios, no es de extrañar que lo único que se sepa por el momento del brutal fusilamiento sea el calibre de los cartuchos percutidos y que, además de los 17 muertos, hay 18 heridos.
No es la primera vez que se produce un ataque parecido. El pasado 31 de enero, 15 jóvenes fueron acribillados en la urbanización Villas de Salvalcar de Ciudad Juárez. Además de por su crueldad, el crimen adquirió notoriedad porque el presidente Felipe Calderón atribuyó en un primer momento el suceso a un ajuste de cuentas entre bandas. Enseguida tuvo que rectificar al saber que se trataba en su mayoría de buenos estudiantes y deportistas. Las familias de Ciudad Juárez aún esperan el esclarecimiento total del crimen para que la sombra de la sospecha no siga manchando la memoria de sus hijos.
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