Fuente: EL Universal
Contracorriente |
14-abril-2011
Manuel López San Martín
En Tamaulipas el gobernador está de adorno. No gobierna, no pone orden. Está sometido. Si acaso, administra. Y no es justificación, al contrario, pero la realidad es que Egidio Torre Cantú nunca quiso encabezar el ejecutivo estatal. El cargo le cayó de rebote, tras la ejecución de su hermano Rodolfo, candidato del PRI a la gubernatura. Y a unos meses de haber asumido la responsabilidad, queda claro que no puede con el paquete. Está rebasado.
El estado se encuentra en la ingobernabilidad absoluta. A decir de la ola de violencia que sacude Tamaulipas, Torre Cantú es poco más que un holograma. Y por omisión, el mandatario estatal comienza a ser cómplice de la criminalidad que azota la región.
Tamaulipas es territorio fértil para el crimen. El narco se ha asentado a sus anchas. Los grupos criminales se han impuesto.
El último hallazgo en la zona es escalofriante: hasta ahora se han encontrado, en el municipio de San Fernando, 126 cuerpos en narcofosas. La cifra ha crecido día a día, y con ella nuestra capacidad de asombro ha quedado rebasada. Lo que sucede es macabro. Criminales que ejecutan a quienes atraviesan el territorio sólo para demostrar fuerza y “marcar” su territorio. ¿Y las autoridades? Ni sus luces.
***
Tuvo que ocurrir ésta masacre para que Egidio Torre saliera a dar la cara. Apenas lo hizo el martes pasado. Y su aparición no fue en su estado, sino en una conferencia en la secretaría de Gobernación. Y es que el gobernador está apanicado. El miedo lo tiene secuestrado. Torre Cantú no da entrevistas, tampoco hace giras, ni mucho menos encabeza actos públicos. Gobierna, si es que lo hace, resguardado en sus oficinas, rodeado de escoltas.
Mientras, los tamaulipecos viven en la indefensión absoluta ante la torpeza de un gobierno estatal que es mera ilusión, y el poder real del narco que se impone a base de ejecuciones, secuestros y extorsiones.
En Tamaulipas el tejido social está roto. El estado se encuentra en manos de criminales y el gobernador no da muestras de intentar recomponer el camino.
Egidio Torre nunca quiso gobernar, pero si asumió esa responsabilidad, debe exigir el respaldo del gobierno federal, por un lado, y de su partido, el PRI, por el otro. Porque parece que está sólo, y con él, los tamaulipecos.
Así, en medio del olvido, el cártel del Golfo y Los Zetas, disputan el control de la entidad. Tamaulipas está en la indefensión, y sus habitantes, y quienes atraviesan el estado, son “daños colaterales” de una incontenible ola de violencia.
Torre Cantú, y ni qué decir los presidentes municipales de aquel estado, están rebasados. No pueden.
***
Es demasiado lo que ocurre en Tamaulipas para que no pase nada con las autoridades formalmente establecidas. Hoy, el gobernador es, en el mejor de los casos, una figura simbólica y decorativa. Ocupa un cargo que en los hechos no ejerce. El miedo lo carcome y así no puede haber futuro para los tamaulipecos.
El estado vive en medio de la violencia y criminalidad. Y el gobernador que no quiso serlo, mucho ayudaría con dejar el cargo en manos de quien sí esté dispuesto a enfrentar a los criminales, gobernar, y dar la batalla para brindar seguridad a los tamaulipecos y poner orden en el estado.
¿Ustedes cómo la ven?
Vengan sus participaciones.
Aquí, y en http://twitter.com/MLopezSanMartin , nos encontramos.
El estado se encuentra en la ingobernabilidad absoluta. A decir de la ola de violencia que sacude Tamaulipas, Torre Cantú es poco más que un holograma. Y por omisión, el mandatario estatal comienza a ser cómplice de la criminalidad que azota la región.
Tamaulipas es territorio fértil para el crimen. El narco se ha asentado a sus anchas. Los grupos criminales se han impuesto.
El último hallazgo en la zona es escalofriante: hasta ahora se han encontrado, en el municipio de San Fernando, 126 cuerpos en narcofosas. La cifra ha crecido día a día, y con ella nuestra capacidad de asombro ha quedado rebasada. Lo que sucede es macabro. Criminales que ejecutan a quienes atraviesan el territorio sólo para demostrar fuerza y “marcar” su territorio. ¿Y las autoridades? Ni sus luces.
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Tuvo que ocurrir ésta masacre para que Egidio Torre saliera a dar la cara. Apenas lo hizo el martes pasado. Y su aparición no fue en su estado, sino en una conferencia en la secretaría de Gobernación. Y es que el gobernador está apanicado. El miedo lo tiene secuestrado. Torre Cantú no da entrevistas, tampoco hace giras, ni mucho menos encabeza actos públicos. Gobierna, si es que lo hace, resguardado en sus oficinas, rodeado de escoltas.
Mientras, los tamaulipecos viven en la indefensión absoluta ante la torpeza de un gobierno estatal que es mera ilusión, y el poder real del narco que se impone a base de ejecuciones, secuestros y extorsiones.
En Tamaulipas el tejido social está roto. El estado se encuentra en manos de criminales y el gobernador no da muestras de intentar recomponer el camino.
Egidio Torre nunca quiso gobernar, pero si asumió esa responsabilidad, debe exigir el respaldo del gobierno federal, por un lado, y de su partido, el PRI, por el otro. Porque parece que está sólo, y con él, los tamaulipecos.
Así, en medio del olvido, el cártel del Golfo y Los Zetas, disputan el control de la entidad. Tamaulipas está en la indefensión, y sus habitantes, y quienes atraviesan el estado, son “daños colaterales” de una incontenible ola de violencia.
Torre Cantú, y ni qué decir los presidentes municipales de aquel estado, están rebasados. No pueden.
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Es demasiado lo que ocurre en Tamaulipas para que no pase nada con las autoridades formalmente establecidas. Hoy, el gobernador es, en el mejor de los casos, una figura simbólica y decorativa. Ocupa un cargo que en los hechos no ejerce. El miedo lo carcome y así no puede haber futuro para los tamaulipecos.
El estado vive en medio de la violencia y criminalidad. Y el gobernador que no quiso serlo, mucho ayudaría con dejar el cargo en manos de quien sí esté dispuesto a enfrentar a los criminales, gobernar, y dar la batalla para brindar seguridad a los tamaulipecos y poner orden en el estado.
¿Ustedes cómo la ven?
Vengan sus participaciones.
Aquí, y en http://twitter.com/MLopezSanMartin , nos encontramos.
Bueno, fue un premio de consolacion por la muerte de su hermano, a quien le dan pan que llore. o no?
ResponderEliminarES UN SINVERGUENZA Y COBARDE DESDE EL PRINCIPIO SUPO DE TODO LO QUE PASABA EN SAN FERNANDO Y NO HABLO, SI HUBIERA ACTUADO DE OTRA MANERA SE HUBIERAN EVITADO MUCHAS MUERTES, ES UN COMPLICE DE TODO ESTO IGUAL QUE SU GRAN AMIGO EUGENIO HERNANDEZ FLORES, ESTE FUE EL QUE PUSO DE PECHITO A SU HERMANO PERO SE HACEN PENDEJOS LOS 2
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