Fuente: Nayarit en linea
Jueves, 26 de Mayo de 2011 03:18 Antonio Tello
Aquí adelante van a ver el tiradero de muertos”, me dijo un inspector del puesto de sanidad vegetal de El Capomal, cuando advirtió que éramos reporteros.
Los primeros dos de los 28 cadáveres --con las cabezas destrozadas a tiros--, estaban sobre la cinta asfáltica justo enfrente del pequeño poblado del municipio de Ruiz llamado Heroico Batallón de San Blas, que lucía desierto.
En el letrero vial con el nombre del pueblo, impactada la primera camioneta.
Metros adelante, más cadáveres y vehículos.
La boca se me empezó a secar, mientras tomaba fotos con mi teléfono celular para enviarlas a la redacción de NAYARITENLINEA.MX… confieso que estaba horrorizado y todavía faltaba lo peor.
Uno de estos muertos me pareció que no era sicario. Se le veía humilde y con aspecto de muchacho de colonia.
Estaba cerca de una camioneta pickup con las puertas abiertas, manchas de sangre y múltiples impactos de bala, todavía tenía el estéreo prendido y se escuchaba música norteña.
Mis compañeros y yo seguimos caminando por el escenario de la batalla.
Llegamos donde estaban dos vehículos comerciales, uno de venta de gas doméstico y otro de una empresa de asfaltado. Uno de los choferes todavía estaba pálido… estuvo entre el fuego cruzado y la libró.
Soldados y Policías Federales que resguardaban la zona no daban crédito a lo sucedido, “estos cabrones se dieron con todo”, comentaban.
El suelo también tenía huellas de la batalla: sangre, vidrios, un escapulario de Malverde (el santo del narcotráfico), una granada de fragmentación sin detonar, pero sobre todo cientos de casquillos percutidos de fusiles tipo AR-15 y AK-47 y hasta Barret calibre 50.
Así llegamos hasta donde estaba una camioneta Ford tres toneladas donde encontramos la escena más terrible.
En las redilas unos 8 cuerpos apilados arriba unos de otros y alrededor del vehículo, otra decena de cadáveres acribillados. Una masacre.
La mayoría de ellos muy jóvenes, así se apreciaban pese al rictus de la muerte en sus caras.
Todos con ropa tipo militar, botas y pecheras negras. Solo había una o dos armas, pues seguramente los victimarios se llevaron el resto.
Soldados y policías miraban en silencio, conteniendo sus emociones.
Entonces llegó el personal del Servicio Médico Forense a realizar su macabra tarea. Pese a que han recogido a más de medio millar de cadáveres en el último año, noté en ellos cierta turbación al ver el amontonamiento de cuerpos ensangrentados.
Solo estuvimos unos minutos en ese punto. La verdad era insoportable mantenerse en el dantesco lugar.
Enseguida todavía más camionetas rafagueadas. Una de ellas con el portavasos lleno cartuchos útiles de “cuerno” y en el piso, marihuana esparcida.
Llegamos al crucero de Ruiz tras caminar por ese kilómetro de carretera, campo de la batalla.
Un kilómetro de horror y muerte.
28 muertos y 4 heridos from Antonio Tello on Vimeo.
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