Fuente: El Universal
La violencia este año alcanzó niveles inesperados. Las masacres contra jóvenes y migrantes, así como las ejecuciones de alcaldes y un gobernador electo estremecieron a la sociedad. Todo esto ha derivado en que varias zonas del país vivan una psicosis colectiva
Ciudad de México | Lunes 06 de diciembre de 2010 Víctor Solís | El Universal 00:30
La escalada de violencia este año alcanzó niveles inesperados y para la sociedad mexicana el crimen organizado logró rebasar sus propios límites hasta llegar a una crudeza nunca antes imaginada.
Las balaceras en varias entidades del país se volvieron sistemáticas durante 2010. Este año se vivió con singular angustia y zozobra principalmente en el norte de México, escenario de atroces acontecimientos como las matanzas de jóvenes en Ciudad Juárez, Tijuana y Tepic, la masacre de 72 inmigrantes en Tamaulipas y el asesinato de once alcaldes, un gobernador electo y un ex gobernador.
En su última Encuesta Nacional sobre la Percepción de Seguridad Ciudadana en México, revelada la penúltima semana de noviembre a petición de la organización México Unido contra la Delincuencia (MUCD), Consulta Mitofsky señaló que por primera vez en la administración de Felipe Calderón es mayoría el grupo de ciudadanos que piensa que los operativos contra el narcotráfico han sido un fracaso.
Un dato complementario revela que tan sólo en cinco meses cayó de 48 a 23% el porcentaje de ciudadanos que consideran que el gobierno va ganando la lucha contra la delincuencia organizada. Además, el número de personas que creen que la situación de inseguridad en el país es peor a la que se vivía hace un año aumentó de 71 a 83 por ciento.
El saldo de la violencia en este segundo sexenio panista ronda ya los 30 mil muertos, ha ocasionado éxodos y dejado comunidades abandonadas, al igual que psicosis social y medidas de seguridad extraordinarias en centros turísticos y de vida nocturna que se caracterizaban por su tranquilidad.
Los pueblos fantasma
Los pueblos fantasma
El último éxodo masivo ocurrió en Ciudad Mier, Tamaulipas, luego de varios días de enfrentamientos entre bandas del crimen organizado y las Fuerzas Federales desplegadas en la zona fronteriza con Estados Unidos. Ahí, unos 300 residentes de esa localidad se refugiaron en la vecina Ciudad Miguel Alemán.
De manera gradual el abandono de municipios en el norte del país ha ido en aumento como reflejo de la violencia ligada al narcotráfico. El paso de una camioneta con los vidrios polarizados, el rechinido de unas llantas, la entrada de un grupo de extraños a un restaurante o la llamada desde un número desconocido son motivos suficientes para la preocupación y la alerta.
Por eso muchos mexicanos que radican en ciudades como Reynosa, Matamoros o Monterrey huyen hacia el Valle de Texas. Van con sus familias y el dinero reunido, de manera legal o sin documentos.
Los desplazados por la violencia que ha impuesto el narcotráfico en el noreste mexicano son ricos y pobres, porque nadie se salva de la ola criminal que ha dejado ciudades vacías y poblados sin autoridad.
Mier, Camargo, Ciudad Miguel Alemán y Nueva Ciudad Guerrero son comunidades fantasma. Ahí los negocios han cerrado y predominan las casas abandonadas.
Las fiestas entre la zozobra
El puente de Día de Muertos de este año llegó precedido de cuatro masacres en cuatro entidades del país, donde 49 personas fueron abatidas a manos de grupos armados: 13 en Ciudad Juárez, 14 en Tijuana, 15 en Tepic y siete en el Distrito Federal.
En este entorno, la zozobra y el miedo lograron imponerse en distintas zonas del país e impidieron celebrar fiestas que antes eran motivo de algarabía y multitudes en las calles.
En Guerrero, por ejemplo, el alcalde de Acapulco, José Luis Ávila Sánchez, exhortó a los ciudadanos del puerto y a los visitantes a evitar las actividades nocturnas debido al incremento de la violencia en la ciudad, famosa precisamente por su vida de noche y por ser receptora de miles de turistas nacionales y extranjeros durante vacaciones y fines de semana largos.
En Tamaulipas se giró la recomendación a la población no salir disfrazada a la calle durante los festejos de Halloween o Noche de Brujas. El argumento fue que "una persona disfrazada puede delinquir poniendo en riesgo a otras personas".
Rubén Hirám, jefe de la policía de Matamoros, explicó en la víspera del Día de Muertos de este año que si los adultos decidían utilizar disfraz en la Noche de Brujas y se negaban a identificarse ante las autoridades serían detenidos por violentar una orden oficial.
En Ciudad Victoria, además, se prohibió el acceso a establecimientos a personas que quisieron ingresar con máscaras durante ese fin de semana.
Psicosis colectiva
El temor con el que vive la sociedad mexicana en algunas zonas del país, según un estudio que publicó en octubre EL UNIVERSAL, la afectará directamente en su salud mental, al grado que se convertirá en uno de los principales problemas de salud pública que derivará en desánimo por la vida productiva y la organización.
Expertos de centros de atención siquiátrica aseguran que las vivencias directas o indirectas, los enfrentamientos con balas, la aparición de hombres decapitados, la masacre de adolescentes y la muerte despiadada, conformarán un recuerdo que hará estragos en el mapa siquiátrico de los mexicanos.
Los mexicanos transitaron durante este 2010, dijeron, por el asombro, la indignación y el escándalo hasta arribar al temor. La separación social es la gran consecuencia que los especialistas advierten.
Lo anterior se reflejó en casos de psicosis colectiva, como los que se vivieron en las ciudades de Cuernavaca, Reynosa y Tampico. En estos lugares las redes sociales jugaron un papel protagónico, ya sea como medio de difusión de mensajes de grupos criminales o como un espacio donde se ‘distorsionó' información relativa a las cuestiones de seguridad.
Por ejemplo, en Tampico, miles de personas vivieron días "rafagueados" por versiones de enfrentamientos armados entre elementos del Ejército y miembros del crimen organizado en las calles de la ciudad.
Principalmente en las redes sociales, durante varias semanas casi a diario se habló de balaceras, retenes y persecuciones tanto en colonias populares como en las zonas más exclusivas del puerto.
Estas conversaciones rápidamente se trasladaron a las escuelas y los centros de trabajo, creando por momentos ‘psicosis colectiva' y afectando el ambiente laboral y estudiantil de los tampiqueños.
Aunque en varias ocasiones estos reportes fueron ciertos, muchos otros se trataron de alertas ciudadanas que carecían de sustento y confirmación oficial, generadas precisamente por la constante tensión y el clima de inseguridad que se ha vivido durante el último año en el puerto Tamaulipeco.
Otro de los casos se dio el pasado mes de abril, cuando dos mensajes del narcotráfico circularon por las redes sociales alertando de un presunto choque entre grupos rivales en calles del centro de Cuernavaca. Las misivas estaban firmadas por el Cártel del Pacífico Sur.
Este hecho congeló la actividad de la ciudad ese fin de semana, pese a que no existieron reportes de dichos enfrentamientos.
Antes, en febrero de este mismo año, el alcalde de Reynosa, Óscar Luebbert, admitió que la ciudad fronteriza vivía en un estado de 'psicosis' alimentado por hechos falsos que se difunden por las redes sociales de internet como Twitter y Facebook. En ese entonces los presuntos narcomensajes que aludían a enfrentamientos ocasionaron que cayera la asistencia de alumnos a los centros educativos, ante el temor de los padres de familia de que las advertencias de los 'choques' entre narcotraficantes fueran reales.
Con información de reporteros y corresponsales de EL UNIVERSAL.
vsg
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