domingo, 14 de noviembre de 2010

Los Cárdenas Guillén: narcomenudistas que llegaron a capos

Fuente: Milenio Semanal 
Con la muerte de Tony Tormenta los hermanos Cárdenas Guillén pierden el control del cártel del Golfo y arrecian las disputas intestinas.

Osiel y  Antonio Ezequiel Cárdenas Guillén.

Osiel y Antonio Ezequiel Cárdenas Guillén.
 
Los hermanos Mario, Antonio Ezequiel, Homero y el más joven de todos, Osiel, traicionaron y fueron traicionados. Los cuatro hijos varones de Enrique Cárdenas y Manuela Guillén nacieron en la década de los sesenta en El Caracol, una ranchería con solares yermos y arbustos grises donde el destino previsible de los hombres era trabajar alrededor del sorgo, y el de las mujeres procrear. O renunciar a esa vida e irse a la franja fronteriza con Estados Unidos.
Osiel Cárdenas Guillén nació la medianoche del 17 de mayo de 1967. Tres semanas después, cuando fueron con el oficial mayor Eduardo M. González, sus familiares dijeron al funcionario del Registro Civil que el pequeño había nacido la madrugada del 18 de mayo y así fue como quedó en su acta de nacimiento. Durante su infancia, al igual que sus hermanos, Osiel visitaba una maltrecha construcción a la cual llamaban “Escuela primaria”, allí aprendió a leer y a escribir. Al igual que sus hermanos, en cuanto pudo dejó el rancho.
EL TALLER MECÁNICO
A los 12 años, en enero de 1980, llegó a Matamoros. Su hermana Lilia vivía en la ciudad y le dio alojamiento. Osiel empezó a hacer mandados en casas y comercios del centro de la ciudad, hasta que un año después consiguió trabajo como mesero en el restaurante El Mexicano. Saliendo de ahí se iba a la secundaria nocturna, que algunos de sus compañeros pensaban se trataba del nombre de una cantina de la zona roja. Osiel no acabó sus estudios en esa escuela pública, ubicada en la intersección de las calles Cuarta y González del centro de Matamoros, la cual fue rebautizada después con el nombre de Colegio San Juan.
Cuando tenía alrededor de 17 años, el más grande de sus hermanos, Mario, lo ayudó a que pusiera un taller mecánico; pero también lo introdujo en un negocio entonces incipiente y lucrativo: la venta de grapas de cocaína. Mario había pasado de ser un pequeño vendedor de droga a tener un par de hombres trabajando para él. El taller de Osiel, montado en la calle 14, a unas manzanas de la sede de la presidencia municipal, se convirtió no sólo en su hogar, sino también en el centro de operaciones del narcomenudeo de los hermanos. Mario era gerente del micronegocio, Ezequiel compraba el producto, Homero sondeaba la exportación a Estados Unidos y el más chico comercializaba la mercancía en las calles de la ciudad. Cultivar sorgo en el rancho El Caracol había quedado atrás por completo. Por esas fechas Osiel conoció a una obrera de la maquila, Celia Salinas Aguilar, y se enamoró de ella. Luego se casaron.
El 16 de febrero de 1989, Osiel fue detenido, acusado de homicidio y daños en propiedad ajena. Al día siguiente fue dejado en libertad tras pactar con agentes de la Policía Judicial Federal, con quienes a partir de ese momento debió repartir los dividendos del “taller”. La siguiente detención ocurrió el siete de marzo de 1990 y, al igual que la primera, duró apenas unas horas: de tiempo en tiempo Osiel era llamado a rendir cuentas sobre el negocio que, gracias a los contactos de los hermanos Cárdenas Guillén con hombres del nivel de José de la Rosa —cercano al capo del momento, Juan García Ábrego—, iba en crecimiento. Para entonces, los hermanos ya habían decidido incursionar en la exportación de droga al país vecino. El 27 de agosto de 1992 Osiel pasó a Estados Unidos dos kilogramos de cocaína que le habían pedido unos compradores estadunidenses. A pocos metros de llegar al restaurante de Browsnville, Texas, donde se haría la transacción, fue detenido y enviado a la cárcel local. En ese momento Osiel contaba con 25 años de edad.

Elementos de la Agencia Federal de Investigación entregan a Osiel Cárdenas a sus homólogos estadunidenses para ser extraditado a ese país.
Elementos de la Agencia Federal de Investigación entregan a Osiel Cárdenas a sus homólogos estadunidenses para ser extraditado a ese país. Foto: DEA
FLAMANTE EMPRESARIO
Pero la firma del Tratado de Libre Comercio entre Canadá, Estados Unidos y México tuvo repercusión también en las políticas carcelarias, y el dos de enero de 1994 Osiel y varios presos mexicanos fueron trasladados de cárceles estadunidenses a prisiones mexicanas. Osiel llegó a Santa Adelaida, donde el director, Rolando Gómez Garza, tenía arreglos con su hermano Mario. La cárcel se volvió el sitio ideal para renovar su carrera en el negocio de las drogas: allí estableció contactos con otros traficantes, e incluso dentro del reclusorio organizó un área donde se hacian adaptaciones a los automóviles para ocultar paquetes de droga y burlarar la vigilancia de la frontera.
El 13 de abril de 1995 Osiel salió de la prisión convertido en un hombre de negocios. Su fama aumentó en el noreste del país, regido en ese momento por una sola organización: el cártel del Golfo. Osiel medía un metro con 70 centímetros y usaba bigote.Cuando volvió a las calles de Matamoros, Juan García Ábrego se encontraba debilitado y bajo un asedio gubernamental que concluyó el 14 de enero de 1996, cuando fue detenido en una de sus fincas en Benito Juárez, Nuevo León. La lucha por la sucesión se desató entonces: Gilberto García Mena, operador del cártel en Miguel Alemán, y Baldomero Medina Garza, quien se encargaba de transportar la droga y era apodado El señor de los trailers, se la disputaron. Pero uno de los operadores de García Abrego, Salvador Gómez, fue quien asumió el control, para lo cual se alió con los hermanos Cárdenas Guillén.
Gracias a esta sociedad, en 1997 Osiel empezó a viajar con regularidad a la Ciudad de México para celebrar reuniones de negocios con proveedores de Colombia —como Gustavo Adolfo Logoño—, o miembros de la red de transportistas del sur de México.
LA BUENA VIDA
Por esos años Osiel se relacionó con Hilda Flores González, esposa del director del penal de Santa Adelaida, quien lo recibió como rey en 1994, cuando fue trasladado desde la cárcel de Brownsville. La disputa por la mujer acabó con la orden de matar a su antiguo aliado y amigo. Osiel también llevaba una relación con Liliana Dávila, cajera de un banco, que estuvo unos meses presa por fraude empresarial. El capo se hizo un implante de pelo y pidió que su guardarropa se llenara con prendas de la exclusiva tienda Hemisfere, de la plaza San Agustín, en San Pedro Garza García, Nuevo León.
A la sombra de Salvador Gómez aprendió los códigos del negocio. Consiguió también el respaldo de Juan Nepomuceno Guerra, tío de García Ábrego, quien fundó el cártel del Golfo y que, pese a su vejez, seguía teniendo influencia en la región. Fue en 1998 que su hermano Mario fue detenido y encarcelado en el penal de Santa Adelaida, y en Tamaulipas Osiel fue interceptado, junto con Salvador Gómez y Manuel Alquicires García, por el Ejército. Los tres fueron enviados a la Ciudad de México, donde permanecieron arraigados en una mansión incautada al Güero Palma; pero, luego de unas semanas, consiguieron corromper a los agentes que los custodiaban, y el 24 de agosto de 1998 salieron de allí caminando, de regreso a Tamaulipas.
Juan García Ábrego escoltado por agentes de la DEA tras su extradición a EU.

Juan García Ábrego escoltado por agentes de la DEA tras su extradición a EU. Foto: DEA
LA TRAICIÓN
Los hermanos Cárdenas Guillén decidieron quedarse con todo el negocio y deshacerse de su socio, Salvador Gómez, a quien Osiel criticó por descuidar su vigilancia personal y poner en riesgo el negocio. Osiel ordenó matar a Gómez poco tiempo después. A partir de entonces Osiel sería apodado El Mata amigos, y para su protección nacieron Los Zetas, encargados de cuidar la vida del nuevo capo del cártel del Golfo y de reforzar su ley. Como se dice: había que afilar el cuchillo por los dos lados.
Bajo la dirección de Osiel, los Cárdenas Guillén diseñaron una auténtica empresa. Nada quedaba ya del pequeño “taller mecánico”. Los hermanos repartían su cocaína a pequeños vendedores con créditos de hasta tres mil pesos; éstos, además, tenían un sueldo inicial de 200 dólares semanales que aumentaba conforme pasaban los meses. Sus escoltas personales recibían mil dólares por semana.
Para las primeras compras de cocaína colombiana Osiel organizó “pollas” entre otros operadores del narco, como Gilberto García Mena e, incluso, se dice que entre empresarios de la economía legal, quienes daban 100 mil dólares de financiamiento a los hermanos Cárdenas Guillén y al mes siguiente recibían el triple. Tras reunir el dinero lo llevaban a Coatzacoalcos, Veracruz, en aquellos años el punto de encuentro con los intermediarios colombianos. La mercancía llegaba por Quintana Roo y de allí iba a Michoacán, donde era revendida, o bien a Veracruz, donde la recibían emisarios de Osiel para transportarla en avionetas, en embarcaciones que recorrían el Golfo o en pipas de gas camufladas. Ya en la frontera, algunos de los cargamentos eran guardados en la cárcel de Santa Adelaida por Mario. Luego Ezequiel los hacía cruzar a Estados Unidos, donde eran recibidos por Homero, encargado de su transportación en ese país. Así, los hermanos Cárdenas Guillén se fueron convirtiéndose unas criaturas míticas del mundo narco.
LA VIDA NÓMADA
El seis de noviembre de 1999 Los Zetas detectaron a dos estadunienses agentes de la DEA y a un informante mexicano, quienes merodeaban cerca de unas bodegas de armamento del cártel. Los tres fueron capturados y, a punto de ser asesinados, uno de ellos le advirtió a Osiel que si los mataba provocaría una gran persecución en su contra, tal y como le sucedió al capo sinaloense Rafael Caro Quintero tras el asesinato del agente Enrique Camarena Salazar en los años ochenta. Osiel les perdonó la vida, pero les advirtió que si volvía a verlos en Matamoros los mataría.
Para ese entonces Osiel pasaba poco tiempo en Tamaulipas. Solía estar en el DF, en una mansión ubicada en el número nueve de la calle Tejocotes, en la colonia Bosques de Las Lomas, o bien en Las Amarillas, un rancho de China, Nuevo León, donde había instructores kaibiles preparando a nuevos Zetas. También pasaba temporadas en La Tremendina, un rancho de Tomatlán, Jalisco. Su esposa Celia y sus tres hijos residían por entonces en San Pedro Garza García, Nuevo León.
Había otras casas suyas en Nuevo León, sobre todo en la colonia Contry, del municipio de Guadalupe. Solía presentarse como un importante proveedor de Pemex, y como prueba de su bonanza llevaba los dedos anillados. Asumía la identidad de Ricardo Garza, con la cual conoció y cortejó a Andrea Posadas, una estudiante colombiana del Tec de Monterrey, quien en 2000 fue retenida por la policía cuando estaba por dejar el país.
Cartel de la PGR donde se identifica a varios integrantes de <i>Los Zetas</i>.

Cartel de la PGR donde se identifica a varios integrantes de Los Zetas.
LA CAÍDA
En 2001 Gilberto García Mena fue detenido en Guardados de Abajo, Tamaulipas. El ChapoTony Tormenta. Guzmán, recién fugado del penal de Puente Grande, había acordado con el cártel de Juárez declarar la guerra a los hermanos Cárdenas Guillén para quedarse con la zona noreste. Las escaramuzas llevaron a que algunos operadores cercanos a Osiel decidieran traicionarlo, y el 14 de marzo de 2003 fue apresado. Entonces su hermano Mario fue reubicado de la cárcel de Matamoros y Homero estuvo convaleciente de una enfermedad. El único que quedó libre y en funciones fue Antonio Ezequiel, apodado
Desde Almoloya Osiel pudo seguir controlando al cártel del Golfo gracias la enorme fortuna que aún poseía y a la lealtad de Los Zetas. Se alió con los Arellano Félix, y emprendió con ellos una campaña para obtener mayores libertades bajo la fachada de una denuncia por las pésimas condiciones carcelarias del centro penitenciario de máxima seguridad. La estrategia de Osiel abarcó desplegados en diarios nacionales, protestas en la Cámara de Diputados, el envío de juguetes a niños del norte del país y el financiamiento de organizaciones defensoras de derechos humanos.
En una de sus cartas Osiel puntualizó sus órdenes:
1) construir una guardería tipo Jungle Gym afuera de Almoloya; 2) médico para todos los internos de la misma empresa según sus necesidades (...); 3) buscar a un ex militar abogado y contratarlo en el buffet como licenciado (...); 4) conseguir todos los libros, manuales, leyes, derechos humanos, servicios militares y sacarles copias como prueba (...) sirve para atraer con sus mismas leyes. La mayoría de todos fuimos detenidos por militares; 5) solicitar los folletos de derechos humanos internacional; 6) solicitar los trípticos de derechos humanos en México; 7) reglamento nuevo del Cereso, diario oficial de la federación 15 de enero de 2004.
El liderazgo de Osiel acabó cuando recién llegado a la Presidencia de la República, Felipe Calderón concedió su extradición a Estados Unidos el 19 de enero de 2007. Osiel consiguió una sentencia de 20 años a cambio de delatar a sus viejos aliados y guardaespaldas. Entonces Ezequiel asumió el control del cártel, del que mantuvo el mando hasta su muerte, el pasado viernes cinco de noviembre, cuando cayó emboscado en Matamoros.
Tras perder el respaldo de Los Zetas, quienes conformaron su propio cártel haciéndoles la guerra a los hermanos Cárdenas Guillén, el futuro del cártel del Golfo se ha visto incierto. Pero no tanto como la extrema violencia que ha asolado a la región desde que los capos decidieron hacer su propia revolución a partir de un pequeño taller mecánico en Matamoros, Tamaulipas.
Diego Enrique Osorno

1 comentario:

  1. Es una historia llena de traiciones, nada lejos de la realidad que se vive hoy en Tamaulipas, eto me sirvio para comprender que las cosas en Tamaulipas no van a acabarpronto, mientras halla consumidores tendremos vendedores- Felicitaciones por la investigacion.

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