domingo, 15 de agosto de 2010

Texas y la violencia que se está cruzando

Fuente: Milenio

Luis Petersen Farah

2010-08-15•Al Frente

Las cosas comienzan a cambiar de color. Texas lleva años observando el conflicto del narco y la delincuencia organizada en los estados mexicanos de junto. Observando, reaccionando, haciendo ajustes y disfrutando de sus beneficios. Ahora empieza a tener miedo: hace unos días su gobernador, el republicano Rick Perry, pidió enfáticamente a Obama, en una carta, que volteara a ver su frontera sur.
Desde Brownsville hasta El Paso, Texas colinda con varios de los estados ahora más conflictivos de México. En Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila, Chihuahua, los agujeros de gobernabilidad han crecido con el tiempo. Y han hecho que los medios de comunicación texanos se ocupen cada vez más del tema y reflejen las nuevas circunstancias y los nuevos temores de los habitantes.
Texas ha recibido distintos tipos de consecuencias de la actual violencia mexicana: el éxodo cada vez mayor de mexicanos con recursos que reactivaron su mercado inmobiliario, las altas y bajas impredecibles en las ventas de sus centros comerciales cercanos a la frontera, el paso temporal de personas en busca de seguridad y, por supuesto, la inconsistente entrada de drogas para satisfacer su propia demanda.
Ahora se suma la posibilidad de que la violencia misma, con su ola de secuestros y extorsiones al más puro estilo Reynosa o Monterrey, o de apropiaciones de ranchos como en la franja fronteriza de Tamaulipas, o de balaceras indiscriminadas como en Juárez, la Comarca Lagunera o Tampico, crucen el río Bravo. Texas, como Arizona y como Florida, comienza a preguntarse si hay que hacer algo al respecto.
Los coches bomba han hecho que el propio embajador de Estados Unidos en México, Carlos Pascual, advierta sobre los cambios de táctica del crimen organizado. Muchos analistas estadunidenses han pronosticado un repunte de la violencia mexicana incluso después de las elecciones de 2012. Y el gobernador de Texas, en su carta a Obama reseñada por la agencia AP, apunta que hay “una evidencia creciente de la violencia, que se está pasando” desde México. Si no se hace lo necesario, escribe, será “sólo cuestión de tiempo antes de que la violencia afecte a más estadunidenses inocentes… No podemos permitir que los cárteles de la droga crean que tienen la libertad para ampliar su poder al otro lado de la frontera…”
Está claro, es sólo cuestión de tiempo antes de que Texas se empiece a endurecer.
luis.petersen@milenio.com

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