30/06/2010
Narco” debiera ser verbo. Y en la frontera tamaulipeca encontraría su mejor conjugación. “Yo narco, tú narco, él narco, nosotros narcos, ellos narcos”. ¿Por qué tanta efectividad en la ense- ñanza de esta palabra? ¿Será porque los docentes utilizan de pizarrón los dorsos desnudos de sus víctimas? ¿Porque su plumón destila pólvora? ¿Porque cada generación tiene alumnos tan destacados que figuran en las listas de la DEA? ¿Por sus talleres de cocina para sazonar cadáve- res metidos en tambos de ácido? ¿Por qué la pedagogía de la violencia es negocio y otras veces ficción? Estas son estampas que intentarán explicarlo. Veamos.
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Esto no es ficción. Por la frecuencia de radio habla un “halcón” (vigilante de
Los Zetas, el grupo de sicarios al servicio del cártel del Golfo): ¡Rojos: Un pinche filtro a comando! Avísenle a R-1. Carretera 20 nacional. Reporto 15 elementos armas
largas! Otro halcón lo secunda: ¡Aquí El Cero Siete: reportando por la 55!
Uno más: ¡Es convoy. Síguelo, síguelo! Otro: ¡Que se reporte en la 55! Sicario: ¡Aquí El Cinco bien pilas para usar la bazuka!
Más sicarios: ¡Estamos cerrándolo, no se detienen, no se detienen! Otro matón: ¡Ciérralo por un lado, ciérralo por atrás! Uno más: ¡Están tirando, están tirando…!
Ellos ya están muertos. Lugar: Nuevo Laredo, Tamaulipas.
Fecha: 1 de agosto de 2003. La PGR tiene copia de las grabaciones: Policía (P): ¡Están tirando! Central de Policía (CP): ¿En dónde, a qué altura y a quién?
P: ¡En avenida Reforma y Colón! (Nuevo Laredo)
P: ¡Nos emboscaron, nos emboscaron a tiros!
P: ¡Esto está grueso, central!
CP: ¡Cuídense mucho, por favor!
Un corrido perfila el origen de los matones. Y no miente: ¡Somos 20 grupos Zetas unidos como familia / los 20 somos la fuerza con diplomacia suicida! / Conscientes que en cada acción podemos perder la vida / Bonito mi Tamaulipas, donde no hay gente de miedo / Para subirme a la cima, aquí en Victoria me quedo / Para servirle al patrón de Tampico hasta Laredo.
Un periodista que ha sido su enlace con un diario local en la frontera narró al reportero hace tiempo: “Me pidieron que me presentara a una de sus casas de
seguridad. Y ahí estaba un colega desnudo y colgando de una viga. Estaba todo madreado y me decía: ¡Diles que me bajen, diles que me bajen, ya no puedo! Sólo agaché la cabeza. Si está allá arriba –decía el reportero con la mirada de una madre que perdona la travesura del más chico de la familia– es porque se ganó la tableada…”
Tableada: Es la golpiza con un pedazo de madera adaptado para dejar lesiones en distintas partes del cuerpo. La víctima –según los manuales de tortura que son públicos en las charlas de café de la frontera tamaulipeca– debe quedar marcada de tantos golpes.
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